domingo, 23 de noviembre de 2014

Jose Guadalupe Posada

José Guadalupe Posada Aguilar es un artista cuya obra, presumiblemente efímera, quedó para la posteridad por muchas razones, una de ellas es su presencia en la vida cotidiana.

Es una producción realizada con la sabiduría de un genio, cuya modestia extrema jamás alcanzó la vanagloria, de ahí su contradictorio actual entre el aplauso y el olvido.


Cronista excepcional que pintó la comedia humana, la tragicomedia mexicana de un siglo que terminaba y otro que nacía, Posada captó todas esas historias de la vida cotidiana: el silencio, la marginalidad, la tragedia, el dolor, la risa, la sorna, la miseria, el llanto, el placer, la vida, la muerte, el blanco, lo negro, el pecado, el amor, lo mexicano. Más allá de ponerle cualquier adjetivo, Posada, como pocos artistas, ha trascendido en lo que somos, en la imagen de un artista mexicano que se convierte en universal. 


Posada nació el día en que murió don Lupe, para vivir eternamente, aunque sus huesos se hayan perdido para siempre, y es que su obra subyace en el inconsciente del ser del mexicano, y está ahí ya para siempre, y por los siglos de los siglos… Su arte, tan cotidiano, al ser descubierto por críticos y colegas, rebasó fronteras y hoy es considerado un maestro a la altura de artistas como Goya, Picasso o los grandes muralistas mexicanos.
Poseía un talento natural para el grabado, y no sin haberse visto obligado a superar una empecinada oposición familiar, su padre le permitió ingresar, a los dieciséis años, en el taller profesional de Trinidad Pedroso, reputado maestro de quien aprendió los principios, métodos y secretos del arte litográfico. En estos primeros años de aprendizaje, el joven Posada manifestó una facilidad innata para la caricatura, de tal modo que su mentor logró introducirle en el mundo del periodismo y de la prensa gráfica como dibujante; y logró publicar sus primeras viñetas en el periódico El jicote (1871), cuando el artista acababa de cumplir los diecinueve años. 


Influido por su familia, que seguía mirando con malos ojos su actividad un tanto bohemia y estaba empeñada en conseguirle una ocupación más segura, José Guadalupe ganó una plaza de maestro de litografía en la Escuela Preparatoria de León. A esta ciudad del estado de Guanajuato se había trasladado, en compañía de su maestro, en 1871. Fue profesor durante cinco años, aunque compartió la actividad didáctica con lo que le gustaba en realidad: la litografía comercial -textos de anuncios y carteles- y la estampación de imágenes religiosas.

Las graves inundaciones que asolaron León en 1888 le obligaron a trasladarse a Ciudad de México, donde le hicieron rápidamente ofertas para trabajar en distintas empresas editoriales, entre ellas la de Irineo Paz. Allí elaboró cientos de grabados para numerosos periódicos: La Patria Ilustrada, Revista de México, El Ahuizote, Nuevo Siglo, Gil Blas, El hijo del Ahuizote, etcétera. Su nombre cobró una fama inesperada y su cotización se disparó, alcanzando cimas que pocos meses antes le habrían parecido inimaginables. Esta repentina bonanza económica le permitió abordar una serie de experimentos gráficos que culminaron con la exitosa utilización de planchas de cinc, plomo o acero en sus grabados.




A partir de 1890, sus trabajos gráficos ilustraron las publicaciones, de carácter nacionalista y popular, del impresor Antonio Venegas Arroyo: historietas, liturgias de festividades, plegarias, cancioneros, leyendas, cuentos y almanaques, destacando La Gaceta Callejera y las hojas sueltas que incluían imágenes e información resumida de carácter diverso sobre "acontecimientos de sensación".

Las ideas de Posada eran de clara índole progresista y, al servicio de éstas, dibujó caricaturas y bocetos satíricos consagrados, en general, a elaborar una crónica de la vida mexicana de la época o a poner de relieve los sufrimientos de su pueblo bajo el yugo de los grandes terratenientes. Las sátiras de los políticos más influyentes de la época le costaron la cárcel en más de una ocasión. El gran número de encargos que se amontonaban en su taller le obligó a crear una técnica nueva, el grabado al ácido en relieve, mucho más rápida.

Su extensa producción gráfica, estimada en más de veinte mil grabados, realizados en litografía o planchas de metal, podría clasificarse como expresionista, puesto que recrea con extraordinaria imaginación, gran sentido humorístico y profunda capacidad crítica las lacras, miserias y prejuicios de la realidad social y política de su época. 




Su obra abarca múltiples temas, entre los que cabría destacar las célebres "calaveras" o imágenes de ultratumba; los "desastres", que comprenden catástrofes de tipo natural (inundaciones, epidemias, sucesos astronómicos, nacimientos de seres monstruosos), accidentes, hechos sobrenaturales, crímenes y suicidios; los "ejemplos" o lecciones morales que pueden extraerse ante la perversidad y bestialidad humanas; sucesos sociales y políticos, donde sobresalen las viñetas referidas a las ejecuciones y los "corridos" revolucionarios; los milagros religiosos; la serie denominada Don Chepito, que narra las desventuras de un solterón ridículo, una especie de antihéroe; así como las imágenes captadas de la vida cotidiana con inigualable precisión e intención certera.

 

Posada fue considerado como un precursor del movimiento nacionalista en las artes plásticas por algunos de quienes lo protagonizaron: José Clemente Orozco, Diego Rivera, Francisco Díaz de León y Leopoldo Méndez. En 1933, veinte años después de su muerte, fue redescubierto por el pintor Jean Charlot, quien editó sus planchas y reveló la influencia de Posada sobre artistas de las posteriores generaciones. Gran dibujante, trabajador incansable y un gran técnico del grabado, Posada murió, tan pobre como había nacido, en Ciudad de México, en 1913. Sus restos, que nadie reclamó, fueron sepultados en una fosa común.

Paul Cezanne

Nació el 19 de enero de 1839 en Aix-en-Provence, sur de Francia. Hijo de un banquero acaudalado, conoció en su infancia Émile Zola. A finales de los años cincuenta decide dedicarse a la pintura, aunque comienza estudios de Derecho para complacer a su padre. 

En 1862 inicia sus estudios de arte en París. Asiste a la Académie Suisse para ejercitarse en el dibujo. Allí conoce a Guillaumin. Sus primeras obras las realizó con pigmentos espesos y en tonos oscuros. Desarrolló un estilo pictórico duro, denso, espeso, de fuertes pinceladas, que toma como modelo al italiano Caravaggio y al español Diego Velázquez. La influencia más significativa en sus comienzos fue la de Camille Pissarro, que le introdujo en la nueva técnica impresionista para conseguir los efectos de la luz natural. Bajo la tutela de Pissarro, en el periodo comprendido entre 1872 y 1873, pasó de los tonos oscuros a los colores brillantes y comenzó a concentrarse en escenas de la vida rural. 





Los impresionistas le aceptaron dentro del grupo y expuso con ellos en 1874 y 1877. Su gran aportación a la pintura se realizó tras la disolución del grupo impresionista, cuando deriva hacia una pintura más intelectualizada. Durante la década de 1880 pasó gran parte tiempo en su Aix-en-Provence natal. 




En 1886 creyó ver referencias a sus fracasos en una novela de Zola y rompió sus relaciones con él. Ese mismo año heredó la fortuna de su padre y consiguió la independencia económica, aunque permaneció en su aislamiento social. Siguió pintando directamente del natural con brillante colorido de tipo impresionista, y fue simplificando de modo gradual la aplicación de la pintura. Se lamentaba de su fracaso en la representación de la figura humana y, efectivamente, las grandes obras con figuras humanas de sus últimos años, como Bañistas (c. 1899-c. 1906, Museo de Arte, Filadelfia), revelan unas distorsiones curiosas.

 

En el año 1895 Ambroise Vollard, marchante parisino, organizó una exposición de sus obras y las promocionó con gran éxito durante los años siguientes. Hacia 1904, alcanzó la consagración en uno de los grandes salones oficiales de pintura. 

Muchos pintores jóvenes viajaron hacia Aix-en-Provence para verle trabajar y pedirle consejo en sus últimos años. Antes de su muerte, acaecida el 22 de octubre de 1906 en Aix, Paul Cézanne ya había logrado un prestigio considerable. 

Edoard Manet

Pintor francés, cuyo trabajo inspiró el estilo impresionista, pero que rehusó identificar su trabajo con este movimiento. El largo alcance de su influencia en la pintura francesa y en el desarrollo del arte moderno en general se debió a su forma de retratar la vida cotidiana, a su utilización de amplias y simples áreas de color y a su técnica de pincelada vívida. 



Manet nació en París el 23 de enero de 1832, hijo de un alto funcionario del gobierno. Para no estudiar derecho, tal y como deseaba su padre, intentó hacer la carrera de marino, aunque no superó las pruebas de ingreso. Después, estudió en París con el pintor académico francés Thomas Couture y visitó Alemania, los Países Bajos e Italia para estudiar la pintura de los viejos maestros. La obra de Frans Hals, Diego Velázquez y Francisco de Goya fueron las principales influencias en su arte. 




Manet empezó pintando temas de género, como mendigos, pícaros, personajes de café y escenas taurinas españolas. Adoptó una atrevida técnica de pincelada directa en su tratamiento de los temas realistas. En 1863 su famoso La merienda campestre (Musée Orsay, París) fue exhibido en el Salón de los Rechazados, una nueva sala de exposiciones abierta por Napoleon III accediendo a las protestas de los artistas rechazados en el Salón Oficial. El lienzo de Manet que representaba una mujer totalmente desnuda acompañada de dos hombres completamente vestidos atrajo inmediatamente la atención general, pero fue atacado con dureza por los críticos. Aclamado como líder por los pintores jóvenes, Manet se convirtió en figura central de la disputa entre el arte académico y el arte rebelde de su tiempo. 





En 1864 el Salón Oficial aceptó dos obras suyas, y en 1865 expuso su Olimpia (1863, Musée Orsay), desnudo basado en una Venus de Tiziano, que levantó una tormenta de protestas dentro de los círculos académicos dado su realismo poco ortodoxo. En 1866 el novelista francés Émile Zola, que defendía el arte de Monet en el periódico Figaro, se hizo buen amigo del pintor. Pronto se le unió el joven grupo de pintores impresionistas, Edgar Degas, Claude Monet, Auguste Renoir, Alfred Sisley y Camille Pissarro.





 Su maestría no fue reconocida hasta una edad avanzada. En 1882 una de sus mejores obras, El bar del Folies-Bergére Manet presenta a una chica (Suzon) delante de un fondo vívido y típicamente impresionista, en este caso el bar cabaret de Folies Bergère. En la obra se pueden ver reflejados en el espejo que se encuentra a las espaldas de Suzón -la camarera del local- las piernas de un trapecista, los palcos y demás detalles de sitio. La camarera parece estar hablando con un cliente, también reflejado en el mismo espejo. Delante de Suzon se aprecia un juego de botellas flor y un bol lleno de frutas sobre un mostrador de mármol, todo presentado de manera impecable, lo cual da la idea de la destreza de Manet para el manejo del tema de las naturalezas muertas. Es importante resaltar que aunque Suzon trabajaba para la época en el Folies Bergère, la obra no se realizó ahí. Ella posó para la pintura en el taller de Manet detrás de una mesa llena de botellas y otros objetos, y el pintor los combinó con los bocetos que había realizado previamente. Posiblemente sea esta la razón de las críticas de muchos especialistas en torno a esta obra.
La pintura ejemplifica el compromiso de Manet con el realismo en su representación detallada de la escena contemporánea. Muchas han sido las críticas hechas a sus obras, pero casi todas estas han mostrado que tienen una razón de ser. Es el caso de Un bar aux Folies Bergère, que ha sido objeto de numerosos artículos populares y académicos. (Courtauld Institute Galleries, Londres), fue expuesta en el Salón, y un viejo amigo, el ministro de bellas artes, consiguió para el artista la Legión de Honor. También en 1882 pintó La amazona de frente (Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid), lienzo inacabado, que muestra la firmeza de construcción del pintor y su tendencia o contraponer grandes masas de color claras y oscuras. Manet murió en París el 30 de abril de 1883. Dejó, aparte de muchas acuarelas y pasteles, 420 óleos.