Manet nació en París el 23 de enero de 1832, hijo de un alto funcionario del gobierno. Para no estudiar derecho, tal y como deseaba su padre, intentó hacer la carrera de marino, aunque no superó las pruebas de ingreso. Después, estudió en París con el pintor académico francés Thomas Couture y visitó Alemania, los Países Bajos e Italia para estudiar la pintura de los viejos maestros. La obra de Frans Hals, Diego Velázquez y Francisco de Goya fueron las principales influencias en su arte.
Manet empezó pintando temas de género, como mendigos, pícaros, personajes de café y escenas taurinas españolas. Adoptó una atrevida técnica de pincelada directa en su tratamiento de los temas realistas. En 1863 su famoso La merienda campestre (Musée Orsay, París) fue exhibido en el Salón de los Rechazados, una nueva sala de exposiciones abierta por Napoleon III accediendo a las protestas de los artistas rechazados en el Salón Oficial. El lienzo de Manet que representaba una mujer totalmente desnuda acompañada de dos hombres completamente vestidos atrajo inmediatamente la atención general, pero fue atacado con dureza por los críticos. Aclamado como líder por los pintores jóvenes, Manet se convirtió en figura central de la disputa entre el arte académico y el arte rebelde de su tiempo.
En 1864 el Salón Oficial aceptó dos obras suyas, y en 1865 expuso su Olimpia (1863, Musée Orsay), desnudo basado en una Venus de Tiziano, que levantó una tormenta de protestas dentro de los círculos académicos dado su realismo poco ortodoxo. En 1866 el novelista francés Émile Zola, que defendía el arte de Monet en el periódico Figaro, se hizo buen amigo del pintor. Pronto se le unió el joven grupo de pintores impresionistas, Edgar Degas, Claude Monet, Auguste Renoir, Alfred Sisley y Camille Pissarro.
Su maestría no fue reconocida hasta una edad avanzada. En 1882 una de sus mejores obras, El bar del Folies-Bergére Manet presenta a una chica (Suzon) delante de un fondo vívido y típicamente impresionista, en este caso el bar cabaret de Folies Bergère. En la obra se pueden ver reflejados en el espejo que se encuentra a las espaldas de Suzón -la camarera del local- las piernas de un trapecista, los palcos y demás detalles de sitio. La camarera parece estar hablando con un cliente, también reflejado en el mismo espejo. Delante de Suzon se aprecia un juego de botellas flor y un bol lleno de frutas sobre un mostrador de mármol, todo presentado de manera impecable, lo cual da la idea de la destreza de Manet para el manejo del tema de las naturalezas muertas. Es importante resaltar que aunque Suzon trabajaba para la época en el Folies Bergère, la obra no se realizó ahí. Ella posó para la pintura en el taller de Manet detrás de una mesa llena de botellas y otros objetos, y el pintor los combinó con los bocetos que había realizado previamente. Posiblemente sea esta la razón de las críticas de muchos especialistas en torno a esta obra.
La pintura ejemplifica el compromiso de Manet con el realismo en su representación detallada de la escena contemporánea. Muchas han sido las críticas hechas a sus obras, pero casi todas estas han mostrado que tienen una razón de ser. Es el caso de Un bar aux Folies Bergère, que ha sido objeto de numerosos artículos populares y académicos. (Courtauld Institute Galleries, Londres), fue expuesta en el Salón, y un viejo amigo, el ministro de bellas artes, consiguió para el artista la Legión de Honor. También en 1882 pintó La amazona de frente (Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid), lienzo inacabado, que muestra la firmeza de construcción del pintor y su tendencia o contraponer grandes masas de color claras y oscuras. Manet murió en París el 30 de abril de 1883. Dejó, aparte de muchas acuarelas y pasteles, 420 óleos.
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